EL AMOR Y LAS CREENCIAS MENTALES ERRONEAS

Primero que todo tenemos que diferenciar el amor realista y el concepto de amor idealista y fantasioso creado por la mente. El amor hay que sentirlo, vivirlo y disfrutarlo pero nunca la mente podrá dar una definición exacta del amor. Porque para el amor las palabras y el raciocinio de la mente no es suficiente.
Pero analicemos algunas de las distorsiones mentales acerca del amor:
YO NO ME ENAMORO PORQUE EL QUE SE ENAMORA PIERDE: La realidad es que en el amor como en la vida se gana y se pierde. Algunas veces nos van a romper el corazón y algunas veces le romperemos el corazón a alguien. Te guste o no esas son las reglas del juego. Vive el amor intensamente y que importa si pierdes o ganas la idea es de experimentar el amor a plenitud, entrégate al amor sin temor. La felicidad no está en la meta sino en el camino recorrido.
SI EL (LA) ME QUIERE YO LO(A) QUIERO(A): La mente siempre es egoísta e interesada. Des-programa tu mente. El amor por naturaleza es incondicional, eso es lo que lo hace tan hermoso y sublime. El amor desinteresado es cuando amas porque lo sientes y te nace desde lo más profundo de tu ser. No importa si la otra persona te corresponde o no. Eso es lo de menos, solo haz la parte que te corresponde y hazla súper bien. Que tu forma de amar sea un ejemplo de inspiración para la gente que te rodea.
ES QUE YO QUIERO QUE EL (LA) SEA COMO YO: La mente le fascina lo conocido, lo familiar y por eso quiere que la gente piense y vea las cosas como ella. Pero la realidad es que esa individualidad, esa esencia, eso enigmático de nuestro ser amado es lo que lo(a) vuelve deseado(a). Si amas trataras de alimentar y motivar esa individualidad, vivirla, aprender de ella y complementarla con la tuya. Nunca cambies a tu ser querido, compréndelo, ten compasión y trata de entender que su mente también fue programada y tal vez en una forma negativa. Tampoco cambies tu forma de ser por complacer o ganarte el amor de tu pareja. Se tu mismo(a), haz respetar tu individualidad, nunca sacrifiques tu forma de ser por nadie porque terminaras resentido (a) y margado(a).